- 56 - Los comunistas croatas
- 57 - La cuestión nacional y los congresos del PCY (1919-1928)
- 58 - El Partido Campesino Croata de Esteban Radic
- 59 - El Reino de Alejandro I (1921-1934)
ASESINATO DE ESTEBAN RADIĆ - (20 de junio de 1928)
Para liberarse de su principal adversario, según los consejos dados por la clase que vivía a la sombra de la monarquía en Belgrado, el rey Alejandro designa y arma a un diputado serbio, Punisa Račić, para que cometa tan vil atentado. El lugar elegido para el asesinato es el propio parlamento de Belgrado. No hay dudas que el lugar elegido y el método para deshacerse de un adversario político indican una mentalidad balcánica y bárbara de este rey Karageorgevich.
El diputado serbio ejecuta el contrato el 20 de junio de 1928, disparando sobre Radić y contra el grupo de diputados croatas. Dos diputados (P. Radić, el nieto de Esteban Radić, y Djuro Basariček) mueren sobre los bancos del parlamento serbio. Esteban Radić y otros dos diputados croatas (J. Pernar y J. Granda) quedan gravemente heridos. Radić muere por consecuencias de sus heridas algunas semanas más tarde, el 8 de agosto de 1928.
Funerales impresionantes se efectuarán en Zagreb con la asistencia de una muchedumbre inmensa más los representantes de toda Croacia: Istria, Bosnia, Dalmacia, Voivodina, Eslovenia... será una gigantesca demostración contra la política del terror y del crimen que ejerce desde Belgrado Alejandro I. Incluso en las capitales europeas se levantan voces de inquietud, sobre todo entre aquellos que habían aconsejado a Radić (de París a Moscú) de continuar sus esfuerzos para encontrar soluciones pacíficas a los problemas del país. Pero, la respuesta de los serbios será la misma que ya habían practicado antes y entre ellos mismos. Este acto aberrante cometido por los serbios en el parlamento de Belgrado, será el punto de partida que dará inicio a una serie de tragedias que repercutirán no solo en los pueblos croatas y musulmanes, sino en los propios serbios.
Ø Para los croatas, dos caminos serán posibles desde el día del asesinato de sus representantes:
mantener la serenidad y perseverar en su lucha pacifica y desesperada por la obtención de sus derechos legítimos (que era lo que estaba haciendo el partido de Radić y que continuó su sucesor Vlado Maček);
o perder toda esperanza de que los serbios puedan comprender lo que significa un sistema democrático y respetuoso de las naciones que lo componen. En ese caso, solo cabe la guerra para hacerse respetar y conquistar la libertad perdida. Esta será la solución elegida por Ante Pavelić.
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Gaspar Glavic: Mis lecturas sobre los 2000 años de la historia de Croacia
Studia Croatica - electronic edition
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