Wednesday 12 October 2011

Studia Croatica - del primer número. Introducción

STUDIA CROATICA


Studia Croatica, Año I, Buenos Aires, julio-septiembre de 1960, N° 1

La presente publicación está destinada a la opinión pública de los países iberoamericanos, particularmente a quienes por su vocación o función tienen interés por el estudio de la situación imperante en la Europa Central y del Sur, zonas sometidas actualmente a la presión comunista. Es, esta publicación, auténtica expresión de los exilados croatas, entre los que se cuentan no pocos intelectuales, víctimas de la persecución comunista. Impulsa a los iniciadores el deseo de informar al mundo libre sobre el acervo histórico- cultural de su vieja patria, sobre sus sufrimientos, los acontecimientos y la lucha que sobrelleva por la libertad y la independencia. Los mueve, al par, el agradecimiento hacia las repúblicas americanas, en las que encontraron una nueva patria hospitalaria, lo que retribuyen comunicándoles sus experiencias con el comunismo, que hoy en día constituye el enemigo común en todo el mundo libre. Es posible ofrecer una resistencia exitosa en la defensa de las libertades individuales y nacionales y de la dignidad humana, contra la opresión comunista, únicamente si se conocen a fondo sus tácticas y sus fines. Pues la causa fundamental de tantos fracasos de las democracias occidentales después de la segunda guerra mundial, estriba en el desconocimiento de la verdadera naturaleza del bolchevismo.

Croacia es un pequeño país europeo a quien cupo el destino trágico de haber perdido su libertad nacional, por lo que ni siquiera figura en los mapas políticos como nación, aunque lo fue por más de mil años y actualmente posee todas las condiciones para participar en un pie de igualdad en la comunidad de las naciones libres.

Hasta 1918, Croacia, como reino asociado con atributos estatales propios, integraba la comunidad danubiana de los pueblos de nuestra cultura occidental bajo el cetro de la dinastía de los Habsburgos. Terminada la primera guerra mundial, Croacia se vio privada del derecho democrática de autodeterminación y, entre las dos guerras mundiales, se la constituía en parte integrante de Yugoeslavia, regida por la dinastía servia de Karageorgevic. El rey dictador Alejandro I negaba oficialmente hasta los atributos de la nacionalidad croata, poniendo fuera de la ley a los patriotas, partidos políticos e instituciones nacionales croatas. En 1941 se produjo el desmembramiento de la Yugoeslavia monárquica y al mismo tiempo fue fundado el Estado Independiente de Croacia, suprimido en 1945, por la fuerza por los comunistas, que lo reintegraron a la segunda Yugoeslavia, comunista y supuestamente federal, en la que Croacia, con su territorio considerablemente amputado, constituye una de las seis repúblicas populares, gobernadas todas en forma centralista desde Belgrado, capital de Servia. De este modo Croacia se halla en doble esclavitud: despojada de su libertad nacional y víctima del terror comunista.

Aunque se trate de un lejano y sojuzgado país europeo, actualmente son tales las relaciones en el mundo que ni las naciones sudamericanas -que representan no solamente una reserva moral y material de nuestro mundo occidental, sino que evidencian una fuerza real y ejercen influencia cada vez mayor en la comunidad de las naciones libres- pueden ignorar las experiencias de los pueblos cautivos en la ancha franja que corre desde el Adriático hasta el Báltico, es decir, desde Croacia en el sur hasta Finlandia en el norte.

En esas posiciones defensivas de la frontera oriental del mundo occidental Croacia ocupa uno de los puestos clave. Durante más de un milenio tiene en posesión legítima la mayor parte de la costa oriental del Adriático, en lo que se extiende entre los Alpes, el Danubio y los Balcanes: Ubicada en este punto neurálgico, fue durante siglos el guardián fronterizo, el defensor de los valores de la sociedad occidental frente a las arremetidas de Bizancio, de los mogoles y los otomanos en una zona altamente sensible, como vecino contiguo al espacio apenino y alpino, sedes del papado e imperio, instituciones éstas que a través de siglos han sido la expresión fiel de la unidad occidental.

Artículo completo en: http://www.studiacroatica.org/revistas/001/00101.htm



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