Sunday 16 October 2011

Branko Kadic: Los hermanos Mihanovich

LOS HERMANOS MIHANOVICH, FUNDADORES DE LA FLOTA MERCANTE ARGENTINA

Branko Kadic

Studia Croatica, Año II, Buenos Aires, enero-marzo de 1961, N° 2

Uno de los propósitos de la revista Studia Croatica es ilustrar el aporte considerable de los inmigrantes croatas al progreso cultural y económico del hemisferio occidental y estudiar los vínculos, pasados y presentes, entre Croacia y las repúblicas sudamericanas. Por ser los croatas un pueblo marítimo por excelencia, no podían estar ausentes de la gran empresa qué significaba el descubrimiento del Nuevo Mundo y su colonización sucesiva. Las corrientes inmigratorias europeas hacia los países de ultramar se intensificaron en la segunda mitad del siglo pasado. Impulsados por móviles distintos, también miles de croatas abandonaron sus hogares en busca de nuevos horizontes que se vislumbraban en las lejanas y vastas regiones americanas. A lo largo de 100 años, más de un millón de inmigrantes croatas se radicó en los países de ultramar y su contribución al progreso y la prosperidad, tanto de los Estados Unidos como de la América latina, fue relativamente muy alto y ; apreciable. Entre las filas de esa masa inmigratoria surgieron figuras descollantes en distintos campos de la actividad humana y la obra que realizaron merece la gratitud de los respectivos países. Esta vez nos ceñiremos a la labor; de los hermanos Nicolás y Miguel Mihanovich, dos figuras sobresalientes en la historia de la flota mercante argentina, cuyos fundadores e incansables forjadores fueron. Esos hombres de trabajo, self made men, genuinos pioneros, llegaron al estuario del Río de la Plata de las rocosas y soleadas costas dálmatas, en Croacia.

Para comprender cabalmente la vocación de navegantes, armadores y empresarios de los hermanos Mihanovich, cabe ilustrar el pasado marítimo de su patria chica, Dubrovnik (Ragusa). Enclavada en la costa oriental del Adriático, protegida contra los invasores con gruesas murallas, Dubrovnik era Ciudad-Estado, una república marítima a semejanza de Venecia y Génova, abolida por Napoleón en 1808. Habitada por los croatas y abarcando apenas 1.000 kilómetros y contando, cuanto más, con 70.000 habitantes, la república ragusina, puesta bajo la protección de San Blas, llegó a ser gran potencia marítima durante los siglos XV, XVI y XVII. Los barcos ragusinos, exhibiendo el estandarte de San Blas, navegaban por todo el Mediterráneo, llegando hasta los puertos del Atlántico y del Mar del Norte. Los armadores y mercaderes de Dubrovnik tenían instaladas sus agencias, factorías, colonias y depósitos en todos los puertos principales de Italia, Francia, España, Inglaterra y del Mediterráneo oriental, dominado por los otomanos, como asimismo en los Balcanes. En el período de su mayor prosperidad económica, la flota ragusina disponía de 70 grandes barcos (carabelas, galeras, caracas y galeones), un centenar de barcos medianos y varios centenares de barcos pequeños, y era superior a la de Venecia, que en la misma época, a mediados del siglo XVI, tenía como máximo cuarenta barcos grandes. La forma peculiar de ciertas carabelas ragusinas dieron origen a la expresión poética del idioma inglés "argosy", que significa una nave galana y con carga preciosa. El conocido historiador francés Fernand Braudel, en su obra magistral El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II (Fondo de Cultura Económica, México, 1953), subraya reiteradamente la importancia marítima y comercial de la república de Ragusa; "...inaudita fortuna de los grandes navíos ragusinos, cuya amplitud no se ha encargado nunca de poner de manifiesto en la historia general..." (íd., p. 125); "El asombroso e inverosímil predominio de los barcos ragusinos, con su enorme tonelaje" (íd., p. 364); hacia 1550 "los barcos de Ragusa aseguran los transportes de trigo y sal de Sicilia y las travesías largas en dirección a España, el Atlántico y el Levante". El mar Tirreno casi llegó a ser entonces "un lago ragusino" (íd., p. 97).

En la Ciudad-Estado de Dubrovnik, regida por instituciones políticas estables, florecieron artes y cultura. A semejanza de Atenas, Florencia y Venecia, su elite intelectual fue al mismo tiempo su elite política.

De ese ambiente marinero con arraigadas tradiciones de navieros y navegantes de espíritu emprendedor, hidalguía y probidad que caracterizan a los habitantes de la costa croata, provienen los hermanos Mihanovich, cuya luminosa trayectoria pasamos a describir en forma sucinta.
 
Artículo completo: http://www.studiacroatica.org/revistas/002/00209.htm

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