Saturday 16 February 2013

Doscientos años de realización del sueño norteamericano


Doscientos años de realización del sueño norteamericano

BOGDAN RADICA, New York

Studia Croatica, Año XVII – Enero – Junio 1976- Vol. 60-61


"Todos los hombres son creados iguales; son dotados por su creador de derechos inherentes e inalienables entre los cuales están la vida, la libertad, y la persecución de la felicidad".
THOMAS JEFFERSON,
"Declaration of Independence" (1776)
"Vendrá el tiempo cuando ciento cincuenta millones de hombres vivirán en América del Norte, iguales todos en su condición, perteneciendo todos a una familia, teniendo su origen en la misma causa, y conservando la misma civilización, el mismo idioma, y la misma religión, las mismas costumbres, la misma idiosincrasia, e imbuidos con las mismas opiniones propaladas bajo las mismas formas; y será un hecho nuevo para el mundo, un hecho que la imaginación trata en vano de comprender".
ALEXIS DE TOCQUEVILLE,
"Democracy in America" (1840)
LOS días en que estamos escribiendo estas líneas en el territorio estadounidense están signados por grandes manifestaciones dedicadas a los festejos del bicentenario de la independencia de Norte América. No se trata solamente de manifestaciones decorativas y visibles sino también y, desgraciadamente, de actividades comerciales que llenan todo rincón del país con sus publicaciones, de medios de publicidad masivos de tal manera que todos están empeñados en la competencia de expresar con más fuerza y entusiasmo su alegría por la consecusión de la independencia que se materializó después de las revoluciones más significativas y más constructivas de la historia. Todos los escritores americanos, no sólo historiadores o politólogos, sino también literatos y artistas rivalizan durante este año en concentrar cuanto más su atención en el retorno periódico de esta magna fecha que hace doscientos años cambió la cara no sólo de la América del Norte sino también de la mayor parte del mundo.
En efecto, han pasado doscientos años desde que trece colonias americanas del este y sur de este continente, entonces casi desconocido, rompieron los últimos lazos que los unían a Gran Bretaña y proclamaron su Independencia. Fue éste a la vez, el primer esfuerzo en la historia de la humanidad en que un grupo de hombres libres y esclarecidos se liberó también de la forma del poder monárquico que hasta entonces era un fenómeno universal aceptable. Fue éste el comienzo real de una nueva época histórica de la humanidad, porque, poco más tarde también el pueblo francés se encaminó por el mismo sendero, rechazando el poder de uno solo sobre la mayoría de los hombres. Por fin, la misma actitud se convertirá en realidad en el curso de nuestro siglo cuando, en la mayor parte del mundo, las monarquías desaparecieron por completo, mientras allí donde todavía existen, quedan sólo como sombra de lo que fueron en la época de la proclamación de la Independencia norteamericana. Se trata pues de una de las conquistas humanas que cambian no sólo la historia sino también al hombre que pertenece a ella.
Realizaciones parciales
Gracias a esta revolución americana, inspirada por los principios de la autodeterminación y la independencia, de la democracia y el republicanismo, la idea de que el hombre es el dueño de su vida, de su libertad v de su felicidad penetró en la conciencia de una parte de la humanidad; v que el poder no está dado por Dios a un solo hombre y que un solo hombre no puede dominar a todos. los demás sino que cada uno de los seres humanos es igual ante Dios y ante los hombres. Pero, lamentablemente, la oligarquía sigue todavía substituyendo en la mayor parte del mundo, al poder de las monarquías autocráticas. También en los estados donde se instalaron repúblicas, las democracias políticas, sociales o económicas están muy lejos de su verdadera realización, substituyendo a los regímenes absolutistas de tipo clásico, los regímenes totalitarios de dos ideologías —de la del fascismo y la del comunismo—. Mientras desapareció el legitimismo de los reyes, no se afirmó el principio de legitimidad de la democracia mayoritaria más que en algunos pocos países, y sin esto no pueden existir repúblicas. La visión profética de De Tocqueville de que la democracia destruiría al futuro resulta sólo parcialmente exacta.
Exacto es de que se eliminó el poder monárquico del pasado, pero el presente y el futuro están todavía signados solamente por una victoria parcial de la verdadera democracia. De Tocqueville vio también en la revolución norteamericana la victoria del principio de la igualdad, pero sabía bien de que el mismo encontraba muchos y graves obstáculos para su realización en plenitud. Vio claramente que la dictadura de uno de los pocos podría ser substituida por la dictadura de las mayorías.

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