Monday 28 April 2014

12 Bosnia y Herzegovina y la Primera Guerra Mundial

Aportes al esclarecimiento del origen de la Primera Guerra Mundial

Studia Croatica - Edición Especial
Buenos Aires, 1965
Ivo Bogdan - La cuestión de Bosnia y la Primera Guerra Mundial



X. LA CUESTIÓN DE LA RESPONSABILIDAD DE LOS GOBERNANTES SERVIOS EN EL ATENTADO DE SARAJEVO

Analizando las causas de la primera guerra mundial con motivo de su 50 aniversario, Pierre Renouvin constata que en vísperas de la crisis de junio de 1914 la situación europea tal como la evaluaron los representantes calificados de todas las potencias era calme et pacifique. Cita como prueba el informe de Jules Cambon, embajador de Francia en Berlín, de 12 de junio, donde dice: "Estoy lejos de pensar que en este momento hay en la atmósfera algo que constituya una amenaza para nosotros; todo lo contrario". Empero, prosigue Renouvin, "quince días después, el atentado de Sarajevo abre la crisis internacional que conducirá a la guerra europea"[1]. Aunque esta constatación del destacado historiador francés no debe interpretarse como si el atentado de Sarajevo fuese la causa de la primera guerra mundial, cabe concluir que el asesinato de Francisco Fernando no fue solamente un incidente trágico sino un evento decisivo, íntimamente ligado a los orígenes de la guerra.
Por consiguiente, nuestro análisis del largo proceso político que culminó con la crisis de 1914 no sería completo si no abordaremos el problema de los responsables del atentado que tanto perturbó la situación europea hasta entonces calme et pacifique y que produjo el conflicto general. Precisamente en torno a la responsabilidad por el atentado y el castigo de los culpables se produjo la ruptura de las relaciones diplomáticas entre Austria-Hungría y Serbia y se hicieron aprestos militares, lo que hizo que la guerra fuera casi ineludible.

1. La Cuestión de la culpabilidad serbia y el famoso Ultimátum de Austria-Hungría
Como se sabe, la guerra estalló después de haber rechazado Serbia el pedido de Austria-Hungría, contenido en el párrafo 60 del cuasi ultimátum del 23/6/1914 [2], donde se exigía que en la instrucción judicial en Serbia participan también los representantes de la doble Monarquía[3]. Si bien en Viena no se disponía de pruebas de la responsabilidad directa del gobierno serbio y el ultimátum erróneamente culpa a la organización de la "Defensa Nacional" en lugar de la "Unión o la Muerte", denominada "La Mano Negra", la investigación en Bosnia demostró, se expresa en la nota del 23/6/1914, "que el asesinato de Sarajevo fue tramado en Belgrado, que las armas y explosivos con que fueron provistos los asesinos les habían sido facilitados por oficiales serbios y funcionarios que formaban parte de la "Narodna Odbrana", y finalmente que el paso a Bosnia de los criminales y sus armas fue organizado y efectuado por los jefes de servicio de la frontera serbia". (Indagaciones posteriores demostraron la veracidad de todos esos cargos que además, evidenciaban sólo una pequeña parte de la verdad).
En Viena, dado el carácter de la acción subversiva, dirigida desde Serbia, que amenazaba la integridad territorial y la misma existencia de la doble monarquía y que culminó con el asesinato del heredero al trono imperial, estimaban que lo menos que se debía exigir era la suspensión de actividades subversivas, el castigo de los culpables y, como garantía, la participación de los delegados austríacos en la investigación pertinente. Esta última demanda, en vista de las nociones vigentes en Europa acerca de la soberanía estatal, fue calificada como incompatible con el honor de Serbia como Estado soberano, y el gobierno francés junto con la opinión pública, y en parte el de Gran Bretaña, aceptaron el punto de vista del gobierno de Belgrado, de que tenía razón al rechazar el punto 60 de la démarche del 23 de julio de 1914.
Empero, otro cariz hubiera tomado todo ese problema de haberse creído en París y en Londres que en efecto el gobierno de Serbia era responsable del atentado de Sarajevo. Entonces el rechazo de la participación de los representantes de Austro-Hungría en la investigación del crimen habría sido interpretado en primer lugar como el deseo de Belgrado de evitar se estableciera la verdad. Por lo demás, tratábase de un país que carecía del derecho moral a exigir la aplicación de los criterios justificados en los países civilizados de Europa occidental, pero fuera de lugar en Serbia. Los gobernantes serbios practicaban el terrorismo político como un recurso casi normal en la lucha política, según lo comprueban los mismos historiadores serbios.


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