Sunday, 3 February 2013

Escuela de Hlebine


Escuela de Hlebine

(Los pintores ingenuos croatas)
August Frajtić

Studia Croatica, Año XVI – Julio – Diciembre 1975- Vol. 58-59

"...un arte único que empieza en él y termina en él". Estas son palabras de Ernesto B. Rodríguez en el fascículo 143 de la "Pinacoteca de los Genios". Su artículo empieza con las palabras de Lao-Tsé: "La ingenuidad es el velo de la perfección".
Se trata de Henri Rousseau, francés, de oficio aduanero y a la vez pintor. Un pintor raro, fuera de las tendencias del fin del siglo 19 y principio de este, despreciado, ridiculizado, y al fin —como siempre— aceptado. Hoy lo consideran padre de los ingenuos. En su época único de verdad, pero si este arte ha empezado en él (que no es muy seguro), no termina con él.
Puede ser que Rousseau no tuviese alumnos, y sin embargo poco a poco aparecen otros pintores tanto o menos ingenuos que él.
Nos llevaría demasiado lejos hablar de los pintores ingenuos, "naifs", como los llaman, en el mundo entero, ni es nuestra intención de hacerlo. Queremos dedicarnos a la aparición de este "raro" arte en Croacia. Para eso necesitamos unos conocimientos geográficos.
Hay una región en el norte de Croacia que lleva el nombre PODRAVINA, Io que quiere decir "Valle del Río Drava". Unas llanuras, barrancas, lomas y colinas, de relativamente buena fertilidad en típicas minifundios, sin riqueza pero con poca pobreza. El clima es el continental europeo, con cuatro estaciones bien definidas y el invierno bastante largo y frío, con noches largas y de poco trabajo, ideal para dormir, pero aburrido para jóvenes que buscan emplear su tiempo en algo, útil o inútil no importa, siempre que sea "algo".
Por los años 30 de este siglo se forma en Zagreb, la capital de Croacia, un grupo de pintores jóvenes llamado "Zemlja" ("Tierra") que piensa acercarse con su arte al pueblo común.., ¿Izquierdismo? Puede ser, pero del cándido año 30.
En un pueblo de Podravina los muchachos matan el tiempo invernal con cualquier cosa, hasta que a uno de ellos le viene la idea de pintar. — ¿Pintar? ¿Qué es eso?
Bueno, hay que tomar un pedazo de papel, o una tablita o lo que sea, un lápiz, y dibujar lo que uno ve delante suyo. Alguien consigue lápices de colores: la nieve es blanca, el cielo azul, la vaca marrón, el pasto verde, y... de repente hay algo en el papel. ¿Pintura?
Los muchachos supieron de alguna manera lo de los pintores de "Zemlja", que querían acercarse al pueblo y fueron a buscarlos a la Capital. Ahí aprendieron de ellos algo nuevo que de veras se llamaba pintura, y cómo se hace esta pintura y que se necesita para ello. Aprendieron la técnica.
Todo eso ocurrió en el año 30. El próximo año, tres de estos jóvenes exponen ya junto con los pintores del grupo "Zemlja". —Poco interés—. Luego se separan de ellos. "Zemlja" desaparece por orden del gobierno de Belgrado.
Los muchachos siguen trabajando y en el año 1936 —por primera vez— organizan en Zagreb algo que lleva el nombre de "Primera Exposición de Pintura de los Campesinos Croatas". El éxito es grande. Sobresale el nombre de Ivan Generalić.
Los muchachos eran nativos del pueblo Hlebine de Podravina. Este nombre, —HLEBINE— se hará año tras año más célebre en el campo del arte ingenuo, al cual hasta ahora no describimos todavía.
Los pintores ingenuos, los "naifs", ven la vida y los lugares donde viven, de otra manera que los pintores profesionales en general. La anatomía del cuerpo humano no tiene nada que ver con Leonardo da Vinci; la perspectiva y las dimensiones a veces nos sorprenden en composiciones raras. A pesar de eso, todo es bello, lleno de colores, de vida, de alegría, de esperanza, de algo que todos necesitamos, que esperamos, pero que nuestra educación cultural no nos permite entender y admirar.—¿No permite?— ¡Ya permitirá!
Hay algo raro en estos pintores. No usan casi nunca tela ni cartón, sino vidrio y sobre del vidrio pintan sus cosas. Las medidas son 30 x 30 cm. y menos, hasta 200 x 300 cm. y más. El invierno es largo, que sea grande el vidrio.
Y pensar que un tal Giulio Clovio, que en su casa natal de Croacia se llamaba Julio Clović, fue el más célebre miniaturista de todos los tiempos.
Ellos pintan lo que ven, pero como lo ven y viven ellos, como lo sienten. Expresan sus ideas distintas de otros. Más que pintar, cuentan. Se comunican con nosotros por medio de sus impresiones, que fijan sobre el vidrio, y nosotros empezamos a entenderlos y vivir con ellos. Es la vida de nuestro pueblo, de nuestro terruño, de nuestra raza. Pero no todo es alegría. La vida suele ser dura. En las obras de ellos nos encontramos a veces con un realismo crudo, y sin embargo lleno de poecfaextraña y a la vez tan nuestra.
Antes mencionamos el nombre de Ivan Generalić. El es uno de los tres muchachos del año 30. Los otros dos ya no están. Hoy considerado uno de los más célebres pintores ingenuos del mundo, conocido en los cinco continentes, es el líder y maestro de los pintores ingenuos croatas. No cesa en su trabajo ni un momento, en eso no lo interrumpió ni la guerra, y en el año 1953 exhibe, por primera vez, fuera de su patria, en Paris. El gran éxito de él abre a sus discípulos la puerta al mundo entero. De esos discípulos hoy exhiben ya la cuarta generación. Alrededor de Generalić y algunos de sus amigos nace espontáneamente lo que se conoce hoy en el mundo de la pintura ingenua y la pintura en general bajo el nombre de "Escuela de Hlebine".
Del año 1953 hasta hoy, decenas de pintores ingenuos croatas exhiben en todo el mundo. Las obras de ellos llenan los museos, galerías y colecciones privadas por doquier. "El Cristo Crucificado" de Ivan Večenaj y otras obras de ingenuos croatas encontraron su lugar en el Vaticano. Los nombres de Ivan Generalić y su hijo Josip, de Ivan VečenajIvan Lacković-Croata, Mijo Kovačić, Martin Mehkek y muchos más figuran en catálogos de las exposiciones de todo el mundo. Casi todos son campesinos, con pocas excepciones, como Lacković cartero ex campesino, o Kovačević vigilante, también ex campesino.
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La "Escuela de Hlebine" no es un edificio con aulas, sino una expresión genuina del sentir de una hermosa región y —por qué no— de todo el pueblo croata.

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