Saturday, 16 February 2013

El Prestamista de Josseau Eterovic - Comentario de A.E. Skoknic


EL PRESTAMISTA.  COMENTARIO DE  A. E. SKOKNIC. PRIMER DÍA NUEVA ERA.

Cuando mi genial pariente JOSSEAU ETEROVIC tituló su más conocida creación literaria sabía muy bien lo que hacía: daba vida oficial a una nueva RELIGIÓN. La del PRÉSTAMO. De lejos, la más antigua de todas, y como ninguna otra, con casi 7 mil millones de perseverantes practicantes, y claramente aumentando (toda la humanidad).
Una de las grandes ventajas es que, siendo la Decana, NO es excluyente. Vale decir, no es como las otras, que si adoptas una quedas excluido de las demás. Aquí se permite pertenecer a varias, o incluso, seleccionar lo que más te guste de cada.
Los “vivos” naturalmente se pasan la película que lo prestado es para siempre; sus primos los “frescos” creen que no hay que devolverlo y que tomar prestado es casi como un derecho; otros lo apellidan Divino Préstamo (la vida), o incluso maldito préstamo (La Polar). Los políticos lo autodefinen como Préstamo Popular (elecciones), y los designados como Nombramientos (hasta que los despiden).
Pero al final son sólo eso, Préstamos, tan viles y vulgares cómo el “préstame una luca”.
Y esto trae gravísimas consecuencias que debiéramos asumir permanentemente, para no llevarnos sorpresas cuando tengamos que pagarlo, y que si lo hiciéramos, todo sería diferente. Y acabo de descubrir y  propongo una manera de irnos acostumbrando a lo efímero del Todo Prestado, y es que la HORA no se cuente como hasta ahora, partiendo de las 0 horas hasta las 24 horas, sino al revés, partiendo de las 24 horas en la medianoche hasta llegar a las 0 horas al cabo del día. Así sabríamos cuantas horas prestadas nos quedan, y cuantas nos van cobrando a cada instante. Y resulta tan sencillo como que los mecanismos de los relojes funcionen marcha atrás.  Se lo comentaré a los suizos y japoneses, aunque antes me paso por la Oficina de Patentes, Marcas e Ideas Geniales para registrarlo. La pregunta entonces no sería “cuanto tiempo tenemos”, sino “cuanto nos queda”, que sin duda NO es lo mismo, aunque parezca.
Esta manera de mirarlo nos haría apreciar mucho más y tratar de ocuparlo en asuntos provechosos. Y  pondré un ejemplo muy claro. Como sabemos que nuestros seres queridos y amistades vivirán MUCHO, no les “prestamos” la atención y la compañía que les brindamos cuando nos enteramos que les queda poca vida a causa de una enfermedad o su flagrante envejecimiento. El “que les quede POCO” nos cambia automáticamente la percepción del tiempo, y lo intentamos optimizar mejor.
Cuando recién asumió el actual Gobierno, tenía largos y felices 4 años para desarrollar su programa. La primera distorsión del tiempo le vino con el grave terremoto y tsunami, y la segunda con la aunque no por  previsible, asumida, crisis europea y mundial. Ahora resulta que SOLO queda UN año, y hay que apurarse a concretar todo lo prometido, y más (para quedar bien Y poder seguir O seguir en el poder, que es igual).
Y aquí viene mi segunda propuesta brillante: que los Gobiernos únicamente duren el ÚLTIMO AÑO. Que sumado a lo anterior, de contar el tiempo al revés, los hará correr y correr y ser inmensamente efectivos, quedando todos felices. Cómo no se me ocurrió antes.
Y por último, con los cumpleaños haremos lo mismo. Un simple cálculo cuando cada uno nace ( se lo podemos pedir a la ONEMI, por Internet, o al Hombre del Tiempo de alguna Tele, total, aciertan poco ) de cuantos años viviremos, y entonces diremos nos faltan tantos, y así los cuidaremos mucho más. Y tiene una ventaja, que en la mitad, y según como se nos vaya dando, podemos hacer “un ajuste”, a la baja o no, y no tendríamos que discutirlo y transar con la oposición porque la decisión es soberana. Y seguro que nadie organizaría ninguna marcha por la Alameda rompiendo nada.
Ahora que me transformaré en un gurú de EL PRESTAMISTA, visitaré a mi amigo Bráncoli para que me diseñe los atuendos apropiados, y así, de Pope o Master,  conseguir que la obra se reestrene en New York, Paris, Madrid, Buenos Aires y naturalmente Santiago; se haga la película, y no se hable de otra cosa que de ésta nueva Religión.
Un detalle será encontrar buenos actores/sacerdotes para el papel, pero entre Strauss Kahn, Alcalde, Rivera, Karadima, Berlusconi, el bueno de Díaz,  un Rector de Universidad comercial que quede cesante, o algún político que se jubilará definitivamente, tenemos mucho donde escoger. Le conseguiremos el sello ProChile de exportación no tradicional, y con gran algarabía podremos hablar en todo el mundo de “La Nueva Religión descubierta por los Chilenos”.
A POR ELLO.
Y MUY EXITOSO Y FELIZ PRIMER AÑO (O SEGÚN CUANTOS NOS QUEDEN) DE LA NUEVA ERA.
Alexander  E.  Skoknic

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