Monday 11 July 2016

9 - Coloman Arpad - rey de Hungría y Croacia - 2000 Años de historia de Croacia




GASPAR GLAVIC: MIS LECTURAS SOBRE LOS 2000 AÑOS DE LA HISTORIA DE CROACIA


COLOMAN ARPAD - rey de Hungría y Croacia

Por este tratado (Pacta Conventa), el soberano húngaro, garantizaba la individualidad del Estado Croata y de las tribus en tanto que nación política. El sistema de tribus se mantiene; el poder supremo es para ellas la Asamblea (Sabor) a la que le confía, bajo condiciones, entregar la soberanía a una persona. Los derechos de la dinastía croata pasan así al rey Coloman y a sus sucesores. Las ciudades y las islas dálmatas reconocerán al rey Coloman Arpad y harán parte del reino húngaro-croata. Según el pacto, los Croatas no debían pagar al rey ningún impuesto ni prestación. Se comprometían a defender las fronteras comunes de Croacia y Hungría, entregando al rey sus soldados: a lo menos diez jinetes con sus caballos por cada tribu croata; los gastos que esto significase serían pagados por los Croatas hasta la frontera con el río Drava, y más allá del río, a los gastos del propio rey.

Después de la firma de este pacto, y no antes, el rey Colornan entra a Biograd, (cerca de Zadar), en donde es coronado como rey de Croacia. La independencia del Estado Croata, asociado al Estado Húngaro, se concretiza en la institucionalización de un vice rey, que llevará el antiguo título nacional de Ban, y que tendrá en Croacia el lugar que tiene el rey en Hungría. La unión de los dos estados, siendo voluntaria, era al mismo tiempo personal, garantizando la igualdad y la independencia de las dos partes. El reino croata tiene aparte de su Ban, (el guardián y el símbolo de su autonomía), su Asamblea (Sabor), su bandera y su sello propio. A partir de ese momento, Coloman cambia su antiguo título de Ungarorum rex por el de de Dei gratia rexhungariaeCroatiae atque dalmatiae.

Por cartas y documentos de la fecha, se demuestra la fidelidad al compromiso asumido por el rey Coloman. Siempre reconoció y garantizó la individualidad de Croacia. Llegó incluso a prohibir a todo Magiar de residir en Croacia sin el asentimiento expreso de las autoridades croatas. Los Arpad y los otros reyes comunes croato-húngaros que se sucederán en el trono durante este período, intentarán transformar esta unión personal en una unión real. A pesar de que logran, según las circunstancias y según las condiciones que se daban en determinados momentos en el plano interior o exterior, efectuar algunas transformaciones, en lo esencial las cláusulas de este pacto no lograrán jamás hacerlas cambiar.

Notable es también el caso de las ciudades dálmatas, las que solo aceptan reconocer la soberanía del rey húngaro, bajo condiciones y pactos desconocidos para las costumbres de la época, y que revolucionaban todas las ideas consagradas sobre el poder real y obediencia a ellos requerida. Fueron verdaderos tratados de protección entre las comunas independientes y el soberano y que ellas aceptan libremente para salvaguardar sus libertades. El rey Coloman es aceptado en Zadar, en donde prestó juramento de respetar rigurosamente la autonomía de las ciudades dálmatas, una autonomía antigua como Dalmacia y siempre respetada por los emperadores de Bizancio. Felizmente aún existe un documento de la fecha, uno solo, que fue salvado de la destrucción ordenada por Venecia en el siglo XVII, para su vergüenza.

El historiador de Trau, Juan Lučić, publicó en su obra Del Reino de Croacia y Dalmacia, impreso en Amsterdam en 1666, la carta (tratado) acordado por Coloman a su ciudad natal. La carta de Trau de 1107 es el modelo de los tratados acordados a las ciudades de Zadar, Šibenik, Split y a las islas de Dalmacia y del Cuarnero. Sus cláusulas principales son las siguientes:

1) La ciudad de Trau está exenta de todo impuesto, y comprendido el "tributum pacis» que ella pagaba a Bizancio primero y en seguida continuó pagándolo a los reyes croatas;

2) Plena y entera libertad le es acordada para elegir a su obispo; el conde como el rey están obligados a confirmar la elección hecha por la comuna, derecho -dice la carta- del que gozarán todas las comunas dálmatas.

3) Completa autonomía legislativa y judicial. La ciudad se gobernará por las leyes que la comuna ha votado y que no tendrá otro juez que el que ella haya elegido;

4) Los ingresos de las aduanas del puerto serán compartidos entre el rey, el conde y el obispo;

5) Ningún extranjero, sea húngaro u otro, no podrá ser admitido en la ciudad, sin una autorización de la comuna;

6) Si el rey en persona expresa su deseo de ser coronado en Trau o de convocar la Asamblea del reino, la comuna no está obligada de aceptarlo dentro de los límites de la ciudad;

7) Los habitantes de Trau podrán emigrar a voluntad y circular según sea su placer.

Como se puede apreciar, fue la autonomía comunal más amplia que existió en Europa. Las comunas italianas lograrán algo parecido solo a costa de terribles y sangrientas luchas en contra de los césares de Alemania; las comunas francesas ni siquiera conocieron tales derechos. Para encontrar una libertad comunal análoga, nos debemos remontar a la casi independencia de la ciudad de Londres bajo Enrique I (1100-1135).


EL PARLAMENTO CROATA (Sabor)

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Gaspar Glavic: Mis lecturas sobre los 2000 años de la historia de Croacia

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