España en la encrucijada a fines de noviembre de 1936 vista por un observador croata
Prvislav Weissenberger
Studia Croatica, Año XV – Julio – Diciembre 1974- Vol. 54-55
Prólogo
El profesor Vicente Palacio Atard, en su estudio La literatura histórica de la guerra de España, destaca la inagotable producción bibliográfica al respecto y, al plantear la pregunta ¿por qué interesa hoy el tema?, explica el correspondiente interés despertado aun en el exterior:
"Entre los lectores extranjeros también cabría seleccionar una serie de matices en las motivaciones que los inducen hacia la temática de nuestra guerra, matices variables en razón de la edad, por supuesto; pero creo yo que puede encontrarse un denominador común, general a todos ellos, cualquiera sea su disposición afectiva, su simpatía o repulsa por uno u otro de los bandos en lucha, o por el hecho mismo de la guerra. Este denominador común estaría dado por la sorpresa o el asombro que les produce el mantenimiento de uno de los pocos regímenes de autoridad, anteriores a la segunda guerra mundial, que hoy subsisten en el mundo.
"Estos lectores, al menos los más inteligentes y desinteresados entre ellos, desean explicarse sin preconceptos previos cuáles fueron las razones que hicieron posible una guerra civil española y el desenlace de la misma, cuál fue el verdadero significado del conflicto en las perspectivas de la historia española y en las coordenadas de la historia universal" [1].
Por ser relativamente pocos los escritos que se ocupan de la guerra civil española vista por observadores del sudeste europeo, aliento la esperanza de que podrá interesar a los lectores de la especializada revista Studia Croatica el informe que presenté, hace 38 años, en mi calidad de agregado de la Legación de Yugoslavia en Madrid, al Dr. Milan Stojadinovic, presidente del gobierno y ministro de Asuntos Exteriores de Yugoslavia desde junio de 1935 hasta febrero de 1939. Creo, además, conveniente acompañar el informe con algunos datos adicionales en cuanto a las relaciones entre España y Yugoslavia-Croacia.
En su amplia obra autobiográfica Yugoslavia entre las dos guerras ("Ni rat ni pakt - Jugoslavija izmedju dva rata", Buenos Aires, 1963, Edic. "El Economista", 762 págs.; en servio), el Dr. Milan M. Stojadinovic se refiere en varias ocasiones a España. Su actividad ministerial se desarrollaba en un período en que España asume un gran papel en el escenario internacional.
La efervescencia de las fuerzas sociales y económicas españolas desembocó en la formación del Frente Popular y su victoria en las elecciones parlamentarias del 16 de febrero de 1936 [2].
El General Duval (Les leçons de la Guerre d'Espagne. Préface du Général Weigand, de l'Academie Française, VI, París, Librairie Plom, 1938), destaca, además, el papel del presidente de República española, quien, por su parte, ayudó al inesperado triunfo de las izquierdas: "Ce 7e. Congrés decida la constitution du Frente Popular et arrêta son programme. M. Alcalà Zamora, president de la République, fit le reste. Il ne pensait qu'a barrer Gil Robles el les partis de droite. Le 31 décembre 1936, il appela au pouvoir Portela Valladares et huit jours plus tarde, le 7 janvier, il prononça la dissolution des Cortes". Op. cit., págs 36-37.
El ulterior desarrollo de los acontecimientos de España fue objeto de múltiples y diversas especulaciones en las cancillerías, por lo que resulta algo raro que Stojadinovic no haya mencionado a España hasta el 30 de octubre de 1936, en plena guerra civil.
Esta lamentable omisión ¿es pura casualidad?
De profesión economista, Stojadinovic conocía muy bien las relaciones económicas entre Yugoslavia y España, que tienen aun un fondo político, pues gracias al primer tratado de comercio entre ambos países, concluido en Madrid el 27 de septiembre de 1929, Yugoslavia consigue "la cláusula de nación más favorecida" y puede, por fin, emanciparse de los intermediarios -Italia, en primer lugar- en el comercio con España y establecer lazos directos con los mercados españoles[3]. Sorprende, pues, que se olvide de mencionar el hecho de haber reactivado la Legación de Yugoslavia (suprimida en los años 1932-1935 por razones financieras, a raíz de la depresión económica mundial), enviando a Madrid a un ministro plenipotenciario en el momento en que surgió el conflicto bélico entre Italia y Abisinia. Las sanciones económicas, aplicadas a Italia por resolución de la Sociedad de las Naciones, en Ginebra, exigían que se prestara mayor atención a los mercados exteriores, especialmente en el Mediterráneo, para compensar todo lo que fuera posible las pérdidas provenientes de la supresión de las exportaciones a Italia. Así, por iniciativa de Stojadinovic, empeñado en el asunto aun por motivos de política interior, pues no hay que perder de vista el descontento de los croatas, debido a la postergación de que fueron víctimas tanto en el campo político como en el económico; además, las exportaciones a España provenían, en su mayor parte, de las regiones croatas (madera, huevos, cemento), se entablaron las negociaciones comerciales en Madrid, que terminaron con la firma del acuerdo comercial del 15 de mayo de 1936, fijándose en él, recíprocamente, los contingentes de importación[4] para los años 1936 y 1937 y el convenio de pagos (clearing).
La revista Exportación, Madrid, mayo de 1936, publica el texto íntegro del acuerdo entre España y Yugoslavia del 15 de mayo de 1936.
Artículo completo en: http://www.studiacroatica.org/revistas/054/05402.htm
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