Monday 2 April 2012

LOS CAMPESINOS CROATAS NO QUISIERON EN 1918 LA UNION DE CROACIA CON SERVIA

LOS CAMPESINOS CROATAS NO QUISIERON EN 1918 LA UNION DE CROACIA CON SERVIA

Lo que se escribe hoy en Croacia sobre el atentado contra la vida de Esteban Radic
Traducido del libro: Reflexiones sobre el presente de los croatas del Dr. STANKO M. VUJICA, Chicago 1968.
Studia Croatica, Año IX – Buenos Aires, 1968, Vol. 28-31
EL asesinato de Esteban Radic y de sus diputados correligionarios en el parlamento de Belgrado en 1928, dramatizó y reveló a los -ojos de todo el mundo la dolencia mortal de Yugoeslavia. Hasta ahora se habló y escribió poco de Radic en la Croacia comunista. Es por esta razón que el libro del escritor e historiador croata Zvonimir Kulundžic El Atentado contra Esteban Radic, publicado en 1964 por la editorial de Zagreb Stvarnost (La Realidad) tuvo gran éxito en Croacia, mientras muchísimos ejemplares fueron vendidos y siguen vendiéndose entre los exilados croatas.
Este libro fue objeto de crítica, entre otras, también del presidente del Partido Campesino Croata, Dr. Juraj Krnjevic. Uno de los primeros reproches al autor es su elección del Dr. Ferdo Culinovic como prologista. El Dr. Culinovic es hoy en día el portavoz de Belgrado, desempeñando en Croacia el mismo papel que tenía a su tiempo Juraj Demetrovic y similares[1]. Además, Culinovic fue desenmascarado como jurista e historiador de poca profundidad, justamente por los mismos historiadores croatas marxistas. En cuanto al libro mismo, la esencia de la crítica de Krnjevic consiste en la constatación de que Kulundžic nos presentó muchos y verdaderos hechos, pero "ya en la primera parte de su libro introdujo un aserto inexacto extendiéndolo a lo largo de su trabajo y este aserto es que Esteban Radic y el Partido Campesino Croata no eran partidarios en aquellos momentos (otoño 1918) de un Estado croata independiente, soberano, sino que libraron la lucha solamente por la república y por una organización republicana de Yugoeslavia". Kulundžic en su libro dice (pág. 608) que sus investigaciones no las considera concluídas y que "agradecerá a cuantos tengan conocimientos o testimonios" que podrían confirmar, corregir o desmentir sus conclusiones. Que tenga entonces Kulundžic presente el testimonio del testigo ocular y aproveche su conocimiento, quien, en su calidad de uno de los colaboradores más íntimos de E. Radic, ha vivido esos días integrando desde el principio el círculo más calificado de la conducción partidaria.
El autor de estas líneas vivió esos acontecimientos en el seno del pueblo y, leyendo el (mencionado) libro, llegó también a la conclusión de que hay algo extraño entre la tesis de la introducción de Culinovic y el libro de Kulundžic. De acuerdo con esta tesis, la cuestión croata tan debatida, causa del desmoronamiento de la primera Yugoeslavia y del derramamiento de mucha sangre en la segunda guerra mundial, se reduce a un conflicto entre la forma monárquica y la republicana. Siempre de acuerdo con esta tesis, Radic y sus campesinos creían que las monarquías eran responsables de todos los males y que todos los problemas hallarían su solución en una forma republicana. Kulundžic dice textualmente: "Ellos creían firmemente que en el concepto de la república están contenidos todos sus anhelos seculares y sus esperanzas" (pág. 142). En consecuencia, cuando los campesinos croatas exclamaban: «La república, orgullo de todo el mundo», no pensaban en un Estado croata independiente sino se referían a la eliminación de la dinastía. Como si hubiera sentido la debilidad de sus tesis, Kulundžic la modifica más adelante. Radic no luchó —escribe Kulundžic-- por un republicanismo abstracto, el republicanismo por el republicanismo. El republicanismo como también más tarde la lucha contra la corrupción fueron para él solamente el medio para la eliminación de todo lo enfermo en nuestro Estado de aquel tiempo, de todo lo que se encubría con la capa monárquica" (pág. 582).
Conclusión: el republicanismo de Radic fue en realidad la lucha contra la corrupción en "aquel Estado nuestro". El conflicto de Esteban Radic y Alejandro Karageorgevic no fue el conflicto entre el portador y el intérprete de los anhelos del pueblo croata por un lado y el portador y el representante de la hegemonía servia por el otro, sino el conflicto entre el hombre (Radic), que "fue propiamente alérgico a cualquier fenómeno que se pareciera a la corrupción", y el hombre (Alejandro) cuyos objetivos "en su última consecuencia fueron de carácter pecuniario" y quien "actuaba únicamente ominado por este vicio" (págs. 604-5).
Para que alguien no piense que estoy tratando de simplificar o tergiversar la tesis del libro de Kulundžic, reproduzco textualmente, como el mismo sintetiza, el contenido de sus investigaciones en la última página de su trabajo: "Así, por fin, llegamos a la conclusión : el sentido último del conflicto entre E. Radic y el rey Alejandro no fue, como se subraya de vez en cuando en nuestra historiografía burguesa, la cuestión croata sin solución y el antagonismo entre el republicanismo y el monarquismo, sino mucho más la cuestión de si el sentido del poder es el enriquecimiento y la legalización de la corrupción. El rey era de opinión de que todas las puertas le fueran abiertas en este sentido, mientras E. Radic, en su calidad de tribuno del pueblo, consideraba de su deber erradicar la corrupción en su misma raiz. El conflicto era inevitable. A esta conclusión me condujeron todas mis investigaciones hasta hoy, y las que están muy lejos de ser terminadas.

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