Quousque tandem abutere, Jugoslavia, patientia nostra? (1972)
Bogdan Radica (*)
Probablemente uno de los problemas más tremendos que la Yugoslavia oficial expone a los croatas es su incesante y reiterada acusación día tras día, mes tras mes, año tras año de que todo lo que acontece, tanto en Croacia como en el mundo libre y tiende a la preservación y la defensa de los valores nacionales croatas, tiene origen y carácter chovinista, separatista y, por último, ustashi. El régimen comunista, cuyo centro es Belgrado, a través de sus órganos diplomáticos y policiales, atribuye cada exteriorización del descontento en Croacia casi exclusivamente a los ustashi, la tilda no sólo de separatista sino siempre y al mismo tiempo ustashi. Cabe observar que en ese sentido la Belgrado actual no difiere nada de la Belgrado monárquica. Hoy como antes, los croatas siguen siendo la principal fuerza opositora al centralismo granservio y al unitarismo estatal yugoslavo; los croatas fueron y siguen siendo el blanco principal de las maniobras e intrigas granservias dentro y fuera del país. Durante la última guerra mundial la diplomacia serbia concentró todos sus recursos y sus energías para acusar a los croatas entre los Aliados de todo lo que pasaba en Yugoslavia. De esta denigración nadie se salvó: el pueblo croata entero fue identificado con los ustashi y en gran parte de la opinión pública aliada trató de crear la impresión de que los croatas eran elementos pronazi y, por consiguiente, enemigos de la lucha democrática de los Aliados.
Semejante política ciega y excluyente desde el punto de vista yugoslavo, fue repudiada durante la guerra por los gobiernos aliados, en primer lugar por el gobierno de Washington, interesado en reconstituir a Yugoslavia. Pero como a la mayoría serbia no le interesaba una Yugoslavia restablecida sin su predominio absoluto, atacando a los croatas, ayudaron a la toma del poder por parte de los comunistas, pues se hizo claro para todo el mundo que los croatas no podían consentir su propio exterminio en caso de permitir el retorno al poder de los grupos granservios de la preguerra. Es sabido que Tito de esa manera ganó la batalla e imposibilitó la restitución de los dirigentes serbios de la preguerra. Sin embargo, desde el día en que los comunistas se apoderaron del gobierno en Belgrado, no ha cesado ni ha disminuido la sistemática propaganda anticroata. Todo lo contrario, se recurre ahora a otros métodos y argumentos para calumniar y denigrar todo lo que es croata. En Croacia, recordar o rememorar hechos, figuras y fechas nacionales se considera como la revalorización de los ustashi. Los comunistas croatas temían incluso declarar su nacionalidad o por lo menos no insistían mucho en ello. Las instituciones culturales croatas no fueron restablecidas, hubo intentos incluso de suprimir a la prestigiosa institución Matica Hrvatska, tal como fue suprimido el diario Obzor, mientras que en Servia todas las entidades de preguerra reaparecieron, hasta el diario granservio Politika. Si algún croata osaba protestar contra tal estado de cosas, inmediatamente se lo aislaba y se lo tildaba de chauvinista, separatista y hasta ustasha.
Ver:
No comments:
Post a Comment