Saturday, 22 September 2012

El carácter estatal de Croacia y las enmiendas constitucionales (1973)


El carácter estatal de Croacia y las enmiendas constitucionales (1973)

Sime Djodan $
El Estado es una emanación del ser nacional. Un pueblo sin su propio Estado no es un pueblo histórico, no es un sujeto sino el objeto de la voluntad ajena medio de promoción de intereses ajenos. Un individuo puede encuadrarse en cualquier Estado, incluso puede elevar al máximo sus intereses al servicio de un Estado y de un pueblo ajeno, pero un pueblo puede incorporarse solamente con seguridad en el Estado propio, instrumento de protección de sus intereses. En consecuencia, un pueblo no puede promover sus intereses - y asegurar su futuro si no está organizado como un sujeto en su Estado nacional. Tal pueblo no puede esperar nada bueno si es sometido por otro pueblo. Esta es la diferencia fundamental entre el individua y el pueblo.
El Estado es el aparato de poder mediante el cual se protegen ciertos y determinados intereses nacionales frente a las Estados y pueblos ajenos. En el plano interior, el Estado es una dominación de clase. Resulta lógico, pues, que no sea posible llevar a cabo una lucha por el poder, y que éste no pueda ser conquistado si no se domina el aparato de poder (el Estado). En consecuencia, la afirmación que los comunistas están luchando por el poder y no por el Estado resulta un wrisens. Ello sin perjuicio de que uno pueda llegar al poder también en un Estado ajeno, como una especie de jenízar; pero en este caso los luchadores por tal poder no son revolucionarios de ninguna clase; se trata de vulgares oportunistas de carreristas e, incluso, de traidores.
Se ha escrito muchísimo sobre el Estado. La teoría del Estado constituye actualmente la ciencia fundamental de la sociedad. De su problemática se ocuparon muchos filósofos teóricos de derecho y de Estado. Desde Platón hasta Lenin se ha intentado averiguar en qué consiste la esencia del Estado. De entre, las teorías actuales, destacamos aquellas cuyos elementos consideramos que corresponden realmente a la esencia de los Estados contemporáneos. La teoría orgánica apoyándose en las ideas de Platón y de Aristóteles, reelaborada últimamente por H. Spencer y L. World, considera al Estado como la más importante institución social, es decir, como el cerebro de la organización social. La misma destaca el aspecto funcional del Estado y no necesariamente su aspecto de violencia ejercida por un grupo social sobre otro. Este aspecto funcional debe tomar en consideración también la sociedad de autogestión.
A su tiempo, la teoría del contrato social tuvo gran influencia política en la sociedad y en la gestación de la revolución burguesa. Según la misma, los individuos nacidos libres forman el Estado mediante un contrato para poder conseguir ciertos objetivos comunes y, en primer término, la seguridad de cada uno dentro de la organización. Es incontestable que los elementos de esta teoría recobran su importancia en la sociedad de autogestión, donde debe, en grado cada vez mayor, desaparecer el antagonismo de clases y fortalecerse la homogeneización de la sociedad sobre la base de la solidaridad y de un esfuerzo efectivo de todos los miembros de la comunidad capaces para el trabajo.

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