Hrvoje Sosic |
Noticias
y comentarios
(1972)
"Los
procesos que se están desarrollando actualmente en Croacia constituyen un
insulto a la conciencia de las izquierdas en Europa..." (L'Esprit,
octubre 1972)
Desde el 1º de
diciembre de 1971 -fecha en que Tito efectuó el golpe de Estado-, la
característica más saliente de aquel país neostalinista es: depuraciones
partidarias y administrativas, destituciones de diputados, jueces o fiscales;
la persecución, arrestos, condenas y supresiones de órganos de información. La
situación política sigue siendo sumamente intensa. Un grupo de sediciosos
intentó en Bosnia -no aclarado por su origen de organización- una rebelión
armada. Otro grupo de jóvenes croatas secuestró un avión sueco y liberó a sus
amigos, condenados por la muerte del embajador yugoslavo Rolovic. A
continuación reproducimos varias opiniones al respecto, tanto de la prensa
extranjera como también de dos periodistas croatas:
Le Monde del 10/8/72:
La represión en Yugoslavia
Más de 280
condenas han sido pronunciadas en Croacia por motivos políticos
"Sigue en
Zagreb el proceso contra cuatro ex dirigentes estudiantiles croatas. Ivan
Cicak, ex vicerrector estudiantil de la Universidad de Zagreb, juzgado por
"subversión nacional", rehusó contestar el lunes 7 de agosto al
interrogatorio y se declaró inocente en lo que concierne a la huelga de los
estudiantes que tuvo efecto en noviembre último.
Sobre la
represión y los procesos que siguieron a la destitución en diciembre de varios
dirigentes de Croacia, un grupo de intelectuales croatas salidos de Yugoslavia
recientemente, nos ha dirigido la siguiente carta:
"La razones
principales de ese silencioso golpe de Estado son principalmente de tres
órdenes. En primer lugar, hubo un conflicto ideológico -con bastantes
implicaciones de orden político- que subyacía desde enero de 1970. Después del
alejamiento del stalinista Milos Zanko, vicepresidente de la asamblea federal y
miembro del comité central del partido (comunista) croata, se produjo un vasto
movimiento de liberalización y de participación de las masas en la vida
política. Con el nombre de "mas-pok" -movimiento socialista de masas-
los dirigentes políticos de Croacia, y principalmente Miko Tripalo y Savka
Dabcevic-Kucar, abrieron un importante capítulo en la historia del socialismo
contemporáneo. Sabiendo, según el ejemplo de Checoslovaquia y su propia
experiencia, que la reconquista de la personalidad nacional no se puede
disociar de la lucha de clases, los dirigentes croatas pregonaron una política
de diálogo y de alianza popular en el marco de una descentralización avanzada.
A este intento de
afirmación de su genuinidad cultural, política, económica y social se opusieron
todas las corrientes contrarias por las que optó también Tito. En consonancia
con la formación que Tito recibió en Moscú de 1930 a 1936, por primera vez se
opuso abiertamente a los dirigentes de Croacia, afirmando que el partido no
tiene ninguna necesidad del apoyo masivo de la población y que fuera del
partido 'no hay salvación alguna'.
"El segundo
aspecto del conflicto reside en la contradicción entre la tendencia a la
autogestión, encarnada en los dirigentes croatas, y la tendencia a mantener el
status quo conservador y unitarista, contrario a la descentralización
económica. Esta última tendencia es sostenida sobre todo en Serbia, por la
burocracia federal, por los bancos y por las empresas del comercio exterior,
por el ejército y la policía política.
La presión de los dos grandes
El tercer factor
del conflicto fue la presión exterior soviética y norteamericana, provocada
principalmente por el carácter alarmista de la prensa de Belgrado y de los
representantes diplomáticos yugoslavos, proveniente en su gran mayoría de la
vieja escuela conservadora. El sentimiento de "inquietud" originado
en Moscú, correspondía, una vez más al de Washington.
Teniendo que
arbitrar entre esos dos grupos opuestos, Tito se inclinó por los
"duros" y los "ultras" sabiendo que sin ellos -y eso quiere
decir sin el ejército y sin la policía política (donde los servios son gran
mayoría)- no podría mantenerse en el poder, y no obstante que Croacia y sus
dirigentes le fueron siempre fieles. Sólo dos meses antes, en septiembre de
1971, tras un largo viaje por Croacia, había afirmado que "el
nacionalismo" croata era una mera invención y que la adhesión popular de
Croacia al socialismo era total.
Precisamente, por
esta razón, sus acusaciones de "fraccionismo" y de
"nacionalismo" contra los dirigentes croatas y la injerencia brutal
del poder central en los asuntos croatas, conforme al principio de la
"soberanía limitada", fueron amargamente recibidas por la población
croata que "durante la primavera croata", por primera vez después de
la guerra, se alineó en forma masiva junto a sus dirigentes.
Ver http://www.studiacroatica.org/revistas/046/04610.htm
Ver http://www.studiacroatica.org/revistas/046/04610.htm
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