COLONIZACIÓN DE LOS SERBIOS SO PRETEXTO DE LA REFORMA AGRARIA
Rikard Flögel
Studia Croatica, Año VII, Buenos Aires, 1966, N° 22-23
Las relaciones agrarias en la Croacia propiamente dicha[1] de la época del feudalismo fueron eliminadas en 1848 con la abolición de la servidumbre. La tierra pasó a ser propiedad de los campesinos, colonos hasta entonces. No obstante, los nobles conservaron la propiedad de la tierra que explotaban directamente. De esa manera se mantuvo cierto número de grandes propiedades, aunque se trataba de extensiones que en ambas Américas no representan grandes posesiones. Estos latifundios, que en casos excepcionales alcanzaban algunas decenas de miles de jutro catastrales[2] se hallaban principalmente en la parte noroeste de Croacia, es decir, en Eslavonia, mundialmente conocida por su excelente madera de roble.
El noroeste de Croacia, luego Istria, parte de las islas dálmatas[3] y del litoral estaban densamente poblados y allí prevalecía el minifundio. Dicha superpoblación agraria era la secuela de la presión turca, que duró cerca de 250 años y recién desapareció con la Paz de Karlovac en 1699. Los croatas católicos, huyendo de los otomanos, se radicaban en grandes masas en la parte de la Croacia cristiana, especialmente en los alrededores de Zagreb, en el litoral y en las islas. Gran número de croatas emigró a otros países: Hungría, Austria, Italia, incluso a Francia. Desde el siglo pasado muchos croatas emigraron a ambas Américas, en total más de un millón de personas, en su mayoría, hombres. El problema de la superpoblación agraria en parte pudo resolverse mediante la colonización interna, pues en Eslavonia todavía quedaban tierras de los particulares, de la Iglesia, de las comunidades agrarias, del fisco y de los municipios. Una parte de esas tierras no se explotaba racionalmente, de modo que una reforma agraria, bien planificada y aplicada, pudo haber redundado en beneficio económico y social.
Los latifundios más extensos y conocidos pertenecían a los condes Normann (Valpovo) con 53.733 jutro; a los condes Pejacevic (Nasice) con 34.158 jutro; a los condes Majlath (Donji Miholjac) con 43.692 jutro; a la diócesis de Djakovo con 35.838 jutro; a los barones Guttman (Slatina-Nasice) con 19.232 jutro; a los condes Draskovic (Slatina) con 27.604 jutro; al conde Aladar Jankovic (Cabuna), con 10.838 jutro; al conde José Jankovic (Lukac) con 6.125 jutro; al conde Andrés Jankovic (Suhopolje) con 7.886 jutro; al patriarcado ortodoxo (Karlovci) con 10.639 jutro; a los barones hermanos Turkovic (Kutievo) con 18.405 jutro; a Wiener Bank Verein (Daruvar) con 22.683 jutro[4]; luego algunas propiedades sin los datos precisos en cuanto a su extensión, como por ejemplo la propiedad del conde Eltz (Vukovar), del conde Khuen-Belassy (Nustar), de la condesa Clara Alldringen (Ruma.), etc.
Junto con las disposiciones legales adecuadas, con la parcelación de los latifundios, con la reforma agraria, las mejoras respectivas, el desagüe, con la acción de colindar las parcelas chicas, todo ello unido al imprescindible proceso industrial habría podido proporcionar a cada familia campesina croata una hacienda propia y posibilidades de una vida digna sin necesidad de buscar pan en los países de ultramar.
Ver artículo completo en: http://www.studiacroatica.org/revistas/022/02206.htm
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