Bosnia y Herzegovina
Studia Croatica - Edición Especial
Buenos Aires, 1965
LA ARQUITECTURA ISLÁMICA EN BOSNIA-HERZEGOVINA
J. G. FRATIJA
EL paisaje de Bosnia es pintoresco y variado de por sí. Al norte, verdes y feraces llanuras de Posavina; al oeste y al sur, montes desnudos de los Alpes Dináricoscon sus típicos y anchos valles. La Posavina bosníaca es la prolongación de la llanura panónica, mientras que la Bosnia occidental y Herzegovina son la continuación de la franja adriática croata. La Bosnia central, la histórica, cantada y sentida por el poeta Francisco Alfirevic, recientemente fallecido, es una región misteriosa, "de fuerza primaria que atrae por la belleza de sus bosques oscuros, exuberantes de aguas, vegetación y silencios antiquísimos en sus bosques y montañas. Nubes sobre las nubes. En el verde oscuro se sumergen montañas, serpentean praderas y se estremecen viejos árboles. Las ondas de la tierra nos recuerdan la belleza de mujeres y en el valle está la ciudad con cien minaretes".
La evocación poética de la ciudad con cien minaretes se refiere a Sarajevo, ciudad exótica que en su tiempo tuvo 200 mezquitas, conservándose la mayoría de ellas hasta nuestros días.
En Bosnia y Herzegovina se ve por doquiera la influencia del Oriente islámico, salvo que al norte prevalece la presencia de poblados de tipo centroeuropeo-panónico, de calles anchas, amplias plazas y casas a un piso. En la Bosnia occidental y en Herzegovina hallamos casas de piedra y calles de tipo mediterráneo con mezclas netamente orientales. Mostar, capital de Herzegovina, es una de las ciudades donde se entrecruza el tipo oriental con el mediterráneo. Al lado de casas de piedra se levantan mezquitas, "y junto a mezquitas grises... como altas lanzas en manos de los centinelas ante las tiendas del desierto, se elevan minaretes".
Sarajevo, corazón de Bosnia, en su parte antigua es una ciudad de tipo oriental, con rasgos peculiares. Para muchos viajeros Sarajevo se parece más a la ciudad de las mil y una noches que Bagdad y más que la misma Constantinopla evoca la ascensión del poderío turco.
El oriente islámico confiere a Bosnia su carácter específico, por cuanto de la Bosnia medieval cristiana quedaron construcciones muy contadas: una que otra iglesia, transformada en mezquita (en Bihac, Focha, la torre románica en Jajce convertida en minarete) y eso sí muchas ruinas de los castillos de la nobleza croata y bosníaca. Así la nueva clase gobernante, la islámica, pudo imprimir a Bosnia su sello armonizante con la civilización islámico-persa a la que se integró Bosnia a raíz de la invasión otomana. Se trata de la civilización islámica más bien persa que árabe, cuyas formas arquitectónicas difieren bastante de las que caracterizan la civilización del mundo árabe. Esa diferencia se nota especialmente en el distinto tipo de minaretes.
Paralelamente con el Renacimiento croata, que dejó magníficos monumentos en Dalmacia, y con el barroco en su versión centroeuropea, característico para las ciudades de la Croacia septentrional, en Bosnia bajo el dominio turco se desarrolló una notable actividad edilicia. A lo largo de los siglos XV y XVI surgieron en Bosnia localidades asaz grandes y en primer lugar Sarajevo. Ese auge de construcción se calificó con razón en Croacia como su segundo Renacimiento, el islámico.
El texto completo del libro está en formato CD-ROM
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