Monday, 5 May 2014

15 Bosnia y Herzegovina y la Primera Guerra Mundial

Bosnia y Herzegovina
Aportes al esclarecimiento del origen de la Primera Guerra Mundial

Studia Croatica - Edición Especial
Buenos Aires, 1965

RECUERDO DE DOS REINAS DE BOSNIA EN ROMA Y ZADAR

J. G. FRATIJA
En el aluvión turco que en el siglo XI anegó el reino medieval bosníaco, desapareció la mayor parte de los monumentos de la época de los monarcas croatas y bosníacos. Imponentes ciudades fortificadas de rancias familias nobiliarias se transformaron gradualmente en ruinas que confieren hoy romántico aspecto a los valles de los ríosVrbas y Una. De un centenar de iglesias y conventos se conservan muy pocos. De la dinastía nacional de los Kotromanic, que gobernaron en Bosnia como ban y luego como reyes del siglo XII al XV, se conserva un puñado de monedas de oro y plata, muchos documentos escritos, necrópolis de los stechak, algunos sepulcros, ruinas e inscripciones. (Debe mencionarse la tumba del poderoso ban Esteban PrijezdaZgoscha, que tiene la forma de un stechak monumental, con esculturas interesantes).
Por ello, tiene mayor valor lo conservado de los gobernantes bosníacos fuera del país, sobre todo lo relativo a dos reinas de la dinastía Kotromanic que dejaron recuerdos en Roma y en Zadar.
La primera es Isabel (Jelisava), reina croata-húngara, hija del ban Esteban II Kotromanic y esposa de Luis I el Grande, de la rama napolitana de los Angevinos, que reinaban en el siglo XVI en Croacia y Hungría y algún tiempo en Polonia y Lituania. Jelisava dejó en Zadar, entonces la ciudad más importante de Dalmacia, un precioso relicario con el cuerpo de San Simón el Justo, quien en la presentación en el templo tenía al niño Jesús en sus brazos.
Dicho sarcófago está provisto de relieves con figuras de las familias gobernantes croatas de los Subic y los Kotromanic.
La otra reina que queremos evocar es Catalina, esposa del rey Esteban Tomás, que al caer Bosnia se refugió en Roma, donde murió en flor de la santidad, y en su testamento legó a la Santa Sede el reino de Bosnia.
La última reina de Bosnia, y a la vez la última reina de sangre croata, era hija de Esteban Vukcic Kosacha, luego duque, y de Ana Cantacuceno. Los Vukcic, al nacer Catalina en 1424, eran ya en tercera generación señores de la parte meridional del reino bosníaco, de ZahumljeTravunja y Podrinje. Esteban Vukcic Kosaca (gobernaba de 1435-1466) amplió las posesiones heredadas, y obtuvo el prestigioso título de duque (herzog), tal vez del emperador germánico-romano Federico III, que a la sazón fue tutor del rey húngaro-croata Ladislao I Póstumo. El emperador le confirió el título de herzeg, por proceder, por parte materna, de la casa real Nemanjic. De ahí el nombre Herzegovina de la región donde gobernaba[1], conservado hasta hoy.
Catalina, que más tarde sería beatificada, hasta su casamiento perteneció a la secta patarena igual que su esposo. Gracias al empeño del Papa Eugenio IV, los esposos abrazaron el catolicismo.


El texto completo del libro está en formato CD-ROM







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