Se cumplen 51 años de fallecimiento del Cardenal Aloyzije Stepinac, proclamado beato por el Papa Juan Pablo Segundo.
Stepinac fue un grande de la iglesia católica entre los croatas. Fue lider espiritual de los croatas en tiempos realmente difíciles para Croacia, su pueblo y la iglesia croata.
Aloysius Stepinac nació en el pueblo de Brezaric, parroquia de Krasic el 8 de mayo de 1898.
Fue nombrado arzobispo coadjutor de Zagreb con derecho a sucesión el 24 de mayo de 1934, y consagrado obispo el 24 de junio del mismo año. A los 37 años fue el obispo más joven del mundo.
Eran los tiempos de la cruel y violenta dictadura de la monarquia serbia, monarquia al servicio de la Gran Serbia, opresora de los croatas, albaneses, macedonios y de todos los pueblos que se opusieran a esa construcción artificial.
Luego, en tiempos del Estado Independiente de Croacia, tiempo de guerras en diversos frentes, Stepinac no se calló cuando fue necesario denunciar las injusticias y persecuciones.
Al terminar la guerra se vino la noche de una Yugoslavia renovada y otra vez sangrienta, esta vez comunista.
Cuando los comunistas yugoslavos vieron que no podian usar a Stepinac para sus propósitos, lo acusaron falsamente y lo condenaron a 16 años de prisión, transformada luego en arresto domiciliario. Fue confinado en la casa parroquial de su aldea natal, donde falleció el 10 de febrero de 1960.
Sobre el beato cardenal Stepinac hay mucho escrito. Nuestra revista Studia Croatica, que cumplió su 50 aniversario el año pasado, ha publicado desde su primer número, numerosos textos sobre esta magna figura de Croacia y de la Iglesia Católica. Invitamos a leer sobre este santo croata de nuestros tiempos.
Stepinac murió como un martir de su fe cristiana, fiel a la Iglesia Católica y e indiscutible lider espiritual de la nación croata.
El Santo Padre Juan Pablo II proclamó beato al Cardenal Stepinac durante su visita realizada a Croacia en octubre de 1998.
La proclamación fue durante la Santa Misa celebrada en el Santuario de Marija Bistrica el 3 de octubre de 1998. Esta celebración reunió a medio millón de personas de toda Croacia, de Bosnia y Herzegovina, de Vojvodina y donde fueron también de muchos países donde vivimos los croatas.
En la Misa hubo más de 1000 sacerdotes, incluyendo 100 obispos, arzobispos y cardenales, así como miles de religiosas de muchas congregaciones.
A la celebración asistió el presidente de Croacia, dr. Franjo Tudjman y la plana mayor de la dirigencia de Croacia.
Además de la celebración en Marija Bistrica, cientos de miles de personas se reunieron en torno a Stepinac y al Papa en otros lugares de Croacia, en Zagreb y en las cercanías de Split.
Recordabamos en Studia Croatica:
En esa misma fecha de su beatificación, pero en 1946, el Arzobispo de Zagreb y Primado de Croacia pronunció su famoso discurso ante el infame tribunal que lo condenó a 16 años de prisión y trabajo forzado por haber colaborado supuestamente con el régimen fascista. En aquella oportunidad, Stepinac no ocultó su felicidad y satisfacción por la reinstauración del Estado Croata independiente el 10 de abril de 1941. Lejos de aprobar los crímenes cometidos durante aquella época, el Cardenal supo diferenciar el régimen político del justificado y legítimo anhelo del pueblo croata por su libertad y soberanía.
Aquí algunas frases de ese discurso de Stepinac:
Por lo tanto, no he sido persona grata ni a los alemanes ni para los ustachis. No he formado parte de los ustachis y no les he prestado juramento como lo han hecho algunos de vuestros funcionarios, aquí presentes. En forma plebiscitaria el pueblo croata se declaró a favor del Estado Croata, y yo no sería nadie si no hubiera sentido latir el pulso de mi pueblo, cuyas condiciones de vida eran las de esclavitud bajo el antiguo régimen yugoslavo.
No tiene ninguna importancia que ustedes me crean o no. El acusado, Arzobispo de Zagreb, sabe no sólo sufrir, sino también, si es necesario, -morir por sus ideas!
En lo que a mi concierne y en lo que respecta a mi proceso, no tengo necesidad de piedad. -Mi conciencia está tranquila!"
Con estas palabras recordamos la heroica vida y muerte de nuestro cardenal Alojzije Stepinac, orgullo de la nación croata y beato de la Iglesia Católica.
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